martes, 13 de noviembre de 2012

Carta abierta de otro compañero


“La lucha de clases ya ha estallado, la han declarado los de mi clase ¡y la estamos ganando!”

Warren Buffet.

La cita no sé si es verídica, pero por lo que sé de su autor (especulador, filántropo y una de las primeras fortunas mundiales) me parece creíble. Desde luego la afirmación es totalmente cierta, la guerra ha empezado y ya hay bajas, muchas más de las que pensáis y todas del mismo lado, el nuestro.

Y también es cierto que estamos perdiendo porque estamos muertos de miedo. No a nuestros jefes, sino a perder ¿40, 60, 80, 100? euros este mes; a hablar claramente delante de nuestros compañeros; a salir a la calle o a manifestarnos. Porque no queremos que nos puedan asociar con los perroflautas, con los Bardem o con los obreros. Porque es embarazoso hacerse notar. Porque siempre existe la posibilidad de que el marrón no me toque a mí, a lo mejor yo me salvo.

Pero todos sabéis, y lo confesáis en privado, que nos han engañado. Que han especulado con nuestro futuro y que los que nos gobiernan, los de antes, los de ahora y los que vendrán si las cosas no cambian, no gobiernan para defender los intereses de todos sino sólo los de las oligarquías que ha declarado esta guerra y la está ganando. Los mismos que presionan al gobierno para que paralice sus expedientes fiscales; los que han embarullado la economía para que nadie más que ellos, o los que tienen a sueldo, puedan desentrañarla; los que mantienen grandes grupos de comunicación para que no nos enteremos de lo que pasa y los mismos que exigen que se recorte en educación, en sanidad y que se suba los impuestos para juntar el dinero suficiente para salvar de la quiebra exactamente a los mismos que la han provocado.

Dudo que una huelga sirva para algo, pero sé que si no hacemos nada, la guerra está perdida y que cada vez habrá más bajas. Sí, mas suicidios, más gente llorando por las noches, más ancianos con una atención sanitaria deficiente, más niños sin juguetes esta Navidad, más gente en los comedores de Cáritas, más médicos emigrando, más investigadores sin recursos, más fábricas cerradas, más vergüenza y un futuro más, mucho más negro.

Cada vez hay más personas que creen que las cosas no pueden seguir así. Ya hay jueces que piensan que la ley de desahucios es injusta, ya hay inspectores fiscales que se atreven a decir que el gobierno torpedea la investigación de ciertos “botines”, ya hay policías que no quieren participar en algunos desalojos, ya hay periodistas que denuncian ¡a su propio periódico por tergiversar la verdad! Ya solo falta que tengamos la inteligencia suficiente para saber como canalizar ese inconformismo.

Se puede pensar en muchas cosas: manifestarnos, proclamar nuestro descontento, firmar manifiestos, intentar convencer a nuestro entorno de nuestras opiniones, quemar un banco, hacer una sentada, quemarnos a lo bonzo….. Es posible que no todo sea bueno ni conveniente, pero sí estoy seguro de que si no hacemos nada nos espera un futuro peor.

No sé  si merece la pena hacer una huelga, puede que no, pero hoy, martes, sé que hay unos pocos, muy pocos, compañeros, y compañeras, (perdón hablo en castellano y es muy cansino escribir dos veces cada palabra para decir lo mismo) que van a hacer huelga, que van a perder dinero y se arriesgan a que sus jefes les señalen con el dedo, solo porque creen que lo hacen en interés de todos. Sabemos que el interés individual se defiende de otra manera.

Cabe la posibilidad de que se equivoquen, pero haré huelga porque no me sentiría bien si les dejara solos. Y también porque sé que todo, absolutamente todo, lo bueno de lo que hoy disfrutamos se lo debemos a gente que antes lucho por ello. Nadie regala nada.

Ignacio Rubio.

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